¡BUENOS DÍAS, VIETNAM!
Llegamos
a Hanoi bien entrada la tarde por ello solo tuvimos tiempo de visitar un hermoso
taller de pintura y cerámica laqueada, manifestación típica de la artesanía
vietnamita ¡Quedamos tan prendados de
todo lo que vimos! nos cautivó la gentileza de la chica que, con dulzura y
paciencia, nos mostró los pasos del laborioso arte del laqueado; nos encantaron
las maravillosas piezas, cada una más hermosa que la otra. Hubiéramos querido comprar la tienda
entera. No pudimos claro, aunque todos salimos de allí con un paquetito. Esa noche solo quedaría tiempo para una cena
rápida ya que mañana tenemos pautado salir muy temprano hacia Ha Long Bay.
Camino al embarcadero, a unas 4 horas de
Hanoi, podemos observar una ciudad de contrastes; por un lado la pobreza es
palpable, la arquitectura está detenida en el tiempo, las edificaciones están
deterioradas. Por otro lado, vemos el
surgimiento de grandes edificios modernos pertenecientes a industrias que
recién se están instalando, la pujanza de la inversión extranjera comienza a notarse.
También aquí, al igual que en
Bali, el vehículo por excelencia es la moto. Según nos dijo nuestra guía que, a
propósito se llama Thu, de 8 millones de
habitantes 5 se trasladan en moto; pero no es sólo que se trasladen, es que
además las utilizan hasta como vehículo de carga, de manera que es fácil
observar una moto con lo que parece un container de vegetales o una pila
inmensa de llantas de camión o 4 personas adultas o, inclusive, cochinos vivos.
Las mujeres cargan sobre sus
hombros, equilibradas en una larga vara de bambú, un par de cestas llenas con
la mayor cantidad y variedad de productos y en todas las aceras se ve a
hombres, mujeres y niños en cuclillas, la que parece ser la postura nacional.
Los vietnamitas son un pueblo sufrido y se
nota, pero no son un pueblo rencoroso,
miran con esperanza hacia el futuro, no están anclados en el pasado; se
percibe que han superado el trauma.
Cuando uno pregunta algo con relación a la guerra, evaden el tema o responden señalando que eran muy jóvenes, que
casi no recuerdan.
Observamos que
las casas vietnamitas son altas y estrechas,
apenas unos 2 mts. de fachada; esto se debe, según nos informan, a que
el impuesto por derecho de frente es muy alto, por ello construyen hacia arriba. En los campos se ven hombres y mujeres
trabajando los cultivos de arroz en forma artesanal, toda la faena se hace
manualmente, no llegamos a ver ni un
solo tractor, cosechadora, segadora o máquina de ningún tipo. Los campos de arroz son inmensos, abiertos, sin cerca; las mujeres trabajan el
campo mientras sus hijos juegan cerca y un poco más allá están las tumbas de
sus antepasados, todo junto, sin linderos ni separación de espacios.
Nos llama la
atención que muchos cartelones ofrecen Thit y otros Pho. Thit es carne de un perro especial que crían
para comer y Pho (no se escribe exactamente así sino que lleva una cantidad de
firuletes sobre la o) es una sopa típica vietnamita que luego tuvimos la
oportunidad de probar, deliciosa. El
perro no, ¡eso si que no!, somos de mente abierta, pero no tanto.
Finalmente, llegamos al
embarcadero de Bay Chai, allí nos está esperando nuestro guía para Ha Long Bay
(su nombre es Mr. The, se pronuncia ti);
Mr. The nos conduce hacia nuestro velero privado, en el recorreremos la
bahía y pernoctaremos. Una vez
instalados en los camarotes, salimos a disfrutar del maravilloso panorama y de
un exquisito almuerzo preparado para nosotros.
La Bahía de Ha Long
es una extensión de agua de 1.553 Kms.2 donde se encuentran 1.969 islotes (para
mí la mayoría de ellos son morros). En 1994
fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y en 2011 fue
seleccionada como una de las 7 maravillas naturales del mundo moderno….y se lo
merece.
En los islotes hay cuevas
formadas por la erosión que, en alguna oportunidad sirvieron de vivienda,
visitamos una de ellas y son inmensas y espaciosas con sus estalacitas y
estalagmitas decorando el techo.
Descendimos también en una de las playitas para tomar el sol, un baño de
mar y hacer kayak en la bahía; fuimos
también a un pueblo flotante de pescadores.
Estas villas flotantes se dedican a la pesca de camarones, calamares y a
el cultivo de perlas. Trabajan también
el nácar.
La noche en Ha Long Bay es
mágica; anclados en las aguas tranquilas, bajo el negro cielo estrellado, escuchando
la música del silencio, se siente físicamente la serenidad apoderándose de tus sentidos y, de
pronto, el estado alfa de tranquilidad
absoluta está allí, es cierta y palpable la paz.
De ahora en adelante, nunca más
relacionaré Vietnam con guerra y sufrimiento; para mí Vietnam será Ha Long Bay
y Ha Long Bay será LA PAZ.
HANOI o
EL BOCHORNO VIAJA EN CYCLO. Como ya
he mencionado, Hanoi no es una ciudad bonita ni moderna; es, en cambio, un retrato del pueblo vietnamita,
humilde, pacífico, trabajador; se les ve
en las calles conversando, observando, esperando, laborando, comiendo todo en
cuclillas, esta parece ser la pose nacional, inclusive, cuando tienen un banco
o un poyo donde sentarse, se acuclillan sobre él.
El Budismo es la religión
oficial, sin embargo, Thu, nuestra guía en Hanoi, nos comentó que es un Budismo
cómodo, van a los templos 2 o 3 veces al año para eventos importantes pero,
cuando les preguntan cuál es su religión,
la gran mayoría contesta que no tiene.
Desde afuera pudimos ver la Pagoda de Tran Quoc, a orillas de lago Ho
Tay. Esta es la pagoda más antigua de
Vietnam, es de color rojo y está rodeada
de templos, sin embargo, no nos fue permitido entrar ya que está en
remodelación.
Una de las visitas más
importantes en Hanoi es el Templo de la Literatura; esta edificación de estilo chino, cuenta con 5
áreas y 5 patios. Cuentan que en este sitio
Confucio enseñaba sus teorías a los
hijos de los emperadores y se formaban también los mandarines. En 1070, el emperador Thanh Tong ordenó
construir el templo para rendir homenaje al sabio y, 6 años después, comenzó a
funcionar como sede de la 1ª. Universidad de Vietnam; aunque ya no funciona
como Universidad, todavía vienen los graduandos
aquí a recibir sus títulos. En el área
Central se encuentra el Templo propiamente dicho, allí se encuentra la estatua
de Confucio, rodeado de las estatuas de sus alumnos; la gente les venera,
llevan ofrendas e inciensos como a santos o dioses. En los jardines se
encuentran un numeroso grupo de pedestales de concreto, construidos sobre
tortugas de piedra; en estos pedestales están esculpidos los nombres de los PHD
más destacados que han pasado por este Templo del saber. Son más de 80 pedestales y el más antiguo data
de 1442. Algunos de ellos fueron
borrados y se rumora que fue debido a una política de segregación, propia de regímenes autoritarios.
Un paseo
simpático y refrescante es la caminería a las orillas del Rio rojo que
atraviesa Hanoi. Aquí encontraremos
multitud de bares, restaurantes típicos, vale la pena recorrerla y vivir la
algarabía de la ciudad al atardecer.
Obligadas son las visitas a la
casa de Ho Chi Minh y a su mausoleo. La adoración a este caudillo vietnamita
sigue viva y profunda en el alma del
pueblo, para ellos es un héroe, su líder moral y espiritual, su
libertador. El cadáver embalsamado luce
como un muñeco de cera; debo decir, con todo respeto, que me pareció un poco espeluznante esta especie de velorio
eterno que data ya de más de cuarenta años.
La manifestación
cultural más importante es el teatro de marionetas sobre agua o Roi Noc. Es una actividad imperdible en Hanoi,
consiste en un espectáculo lleno de humor, color y alegría. Me encantó.
Otra actividad ofrecida en todos
los tour es un paseo por el viejo Hanoi en cyclo, que son las bicicletas
típicas de Vietnam, con un asiento
adelante para llevar al pasajero.
Honestamente, me sentí abochornada de viajar arrellanada en aquel
asiento mientras un pobre vietnamita, pequeño y flaquito, pedaleaba para
trasladarme, en tanto que todos los carros y motos del mundo silbaban y rugían
a mi alrededor. Sin embargo, cuando nos
adentramos en el viejo Hanoi, donde los llamados 36 gremios están agrupados por
calles y comienzas a recorrer la calle del bronce y la de la seda, la de los
vegetales que huele a cilantro y hierbabuena; la de los soldadores y la del papel, plena de multicolores farolitos
chinos colgando en todas las puertas, la magia del viejo Hanoi te envuelve y
por un instante, solo por un instante, olvidas la vergüenza, hasta el próximo
cornetazo.
1 comentario:
Gracias Eliza, sabes que me encanta como escribes. No dudes que lo disfrutaré y viviré a través de tus letras algo de tus experiencias.
Este año Delia Amanda y yo nos vamos a Islandia y Groenlandia. Hemos decidido visitarlas antes que el calentamiento global Las afecte más.
Un abrazo extensivo a Orlando.
Cariños, Gaby
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