sábado, 25 de julio de 2009

CON EL TEMPANO EN MIS MANOS
















PRIMERA PARADA:
LIMA, GASTRONÓMICA Y GENTIL.

Lima, la siempre gentil y elegante Lima, nos recibió la noche del 3 de julio, con su cielo gris y su aire fresco. En la mañana, repasamos sus maravillosos paseos: el Malecón de la Reserva; La Catedral; La Plaza de Armas; el cambio de guardia en el Palacio de Gobierno Municipal; El Convento de Santo Domingo donde presentamos nuestra veneración a San Martín de Porres y Santa Rosa de Lima; nos fotografiamos a los pies de Wanka, estatua realizada en grandiorita, homenaje a Taulichusco, el viejo, último de los gobernantes incaicos; caminamos también por La Alameda, junto al río Rimac, allí encontramos una feria donde los distintos departamentos del Perú mostraban sus bailes, su artesanía, comidas y costumbres, sencilla y atractiva actividad donde te mezclas con el pueblo limeño, muy decente y educado.
Sin embargo, Lima es un paseo siempre gastronómico, así que de allí nos dirigimos a conocer “ASTRID Y GASTÓN”, el original, ubicado en Cantuarias 175, Miraflores, Lima; tlfno. 51-1-444.1496 y 242.5387; pues bien, como dicen los jóvenes cuando quieren expresar el máximo elogio: ¡Eso es: Otro Nivel!!, sublime. Especialmente, me atrevo a recomendar la degustación, que te permite atravesar todo el arco iris de sabores del sitio… Imperdible.
Pasamos la tarde recorriendo los mercaditos indígenas, donde siempre puedes encontrar el detallito amable, el regalito necesario. Son sitios aseados (como toda Lima), amenos, gentiles, coloridos y de precios solidarios.

A la mañana siguiente, habíamos contratado un transporte que nos condujera al sitio arqueológico de Pachacamac, para empaparnos un poco más de las antiguas culturas andinas. Pachacamac, como recordarán, es el dios dual que está representado por el maíz (parte femenina) y la serpiente (lado masculino).

En ruta hacia allá, tuvimos la oportunidad de disfrutar, desde el carro, del Parque del Amor, con su grupo de estatuas dedicadas a la pareja y de la Vuelta del Fraile: dos agradables escenarios de los que ya hemos hablado.

En Pachacamac, nuevamente nos embebimos en los antiguos ritos y costumbres de los indígenas del sur, de la mano de un guía muy competente que nos proporcionó, inclusive, un nuevo descubrimiento, al menos para mí, el de los quipus. Los quipus, también llamados: “nudos parlantes”, consistían en coloridas ruedas de hilo o cuerdas de pelo de llama o alpaca, con valores codificados en colores y nudos, en base a un sistema decimal. Estos nudos cuentan la historia y tradición de propiedades y familias, de allí la expresión “gran quipú”, ya que tener un “gran quipú”, implica tener muchas propiedades y en consecuencia poder.

Después del paseo a Pachacamac, fuimos a Barranco, barrio bohemio y hermoso donde se rinde homenaje a Chabuca Granda y es un lugar pintoresco y agradable.

Luego, nos trasladamos a Pescados Capitales, del que ya he hablado extensamente. No nos decepcionó, nuevamente disfrutamos del pulpo adolescente ahumado y del estupendo juego de palabras y sabores que es su carta. No puedo dejar de citar la leyenda que me tocó en suerte en mi mantel:
MUCHOS SON LO BASTANTE EDUCADOS COMO PARA NO HABLAR CON LA BOCA LLENA, PERO NO LES PREOCUPA HACERLO CON LA CABEZA VACÍA.” Orson Wells.

Teníamos previsto pasar la tarde paseando por el Parque Central, construido a semejanza del Parque de Guell, pero entre una cosilla que se le olvidó a éste, otro regalito que aquel recordó esta mañana, terminamos nuevamente en los mercadillos. Regresamos caminando hasta el Centro Comercial Larcomar, para verlo por la noche con sus inquietas y coloridas fuentes y disfrutar del concierto nocturno del Pacífico, hasta que bien entrada la noche entramos en MAKOTO SUSHI BAR, el restaurant nikkei que está en el C.C Larcomar, al que ya me he referido antes. Tampoco nos decepcionó, con el Rol tiradito de pulpo y lenguado acevichado; el rol acevichado de langostino tempurizado: pulpa de cangrejo cubierta con pescado blanco; el tropical: pulpa de cangrejo, salmón y tempurizado, cubierto de calamar y salsa agridulce, en fin un festival de sabores y, debo reconocer que, esta vez, la atención no dejó nada que desear. Para nuestro próximo viaje a Lima, dejamos pendiente el restaurante RAFAEL, en San Martín 300, del destacado cheff Rafael Osterlitz, que es el que está dando la hora últimamente en la ciudad.

Partimos para Argentina, en un laaargo viaje, directo a El Calafate; bueno, en realidad, no propiamente directo. Después de 3 ½ horas desde Lima hasta Bs. As., tienes que trasladarte hacia el Aeroparque Nacional Jorge Newberry y, desde allí, salir hacia El Calafate, en un vuelo que dura casi 5 larguísimas horas.
El Calafate está ubicado en la Provincia de Santa Cruz, cuya capital es Río Gallegos, a 3 mil kms. de Bs. As.

NÚCLEO DEL VIAJE
EL CALAFATE

Nuestro anhelado viaje al reino de los témpanos había comenzado y no pudo comenzar mejor. Nos trasladamos al Hotel Los Sauces, Casa Patagónica para encontrarnos con las cabañas más acogedoras que puedan esperarse; son unas pequeñas casitas decoradas con buen gusto y delicadeza, llenas de detalles elegantes y finos. Las habitaciones comodísimas y hermosas y los baños, fabulosos. El hotel cuenta con instalación de jacuzzi, gimnasio donde también puedes degustar los más exóticos tés o recibir masajes; tiene también buen restaurante, atención pronta y cordial, en fin un espacio para la relajación y el disfrute sereno, enclavado en las frías estepas del sur.

Después de una noche de reparador descanso, salimos para nuestra esperada visita al Perito Moreno.

El Glaciar Perito Moreno nace en el campo de hielo patagónico sur, se extiende hacia el Lago Argentino y debe su nombre a Francisco Pascacio Moreno, explorador de la zona austral y activo participante en la delimitación de fronteras con Chile. El Perito Moreno ha sido considerado como una de las maravillas naturales del mundo y lo es, no sólo por lo imponente de su estampa, sino porque es una maravilla natural a la que le encanta el show. Efectivamente, cada cierto tiempo el hielo se recuesta de la Península, creando un túnel con una bóveda de más de 50 metros a través de la cual las aguas de Brazo Rico del Lago Argentino fluyen y provocan, eventualmente, el derrumbe de dicha Bóveda con considerable espectacularidad. Este show, sin embargo, no es predecible, en los últimos tiempos se ha producido en 1988, 2004, 2006 y 2008. No obstante, constantemente el Perito Moreno brinda desprendimientos de hielo a los emocionados visitantes; estos desprendimientos quedan flotando plácidamente en las lechosas aguas del Lago Argentino, adoptando formas tan variadas como la imaginación pueda crear. El showglaciar Perito Moreno tuvo a bien realizar dos desprendimientos para nosotros; le damos las gracias por ello.

Los glaciares de esta zona son, en cierta forma, travesuras del viento; los vientos recorren la Patagonia de oeste a este; cargados de humedad, después de su largo viaje oceánico sobre el Pacífico, encuentran la cordillera como único obstáculo y allí, sobre Los Andes, dejan descansar su pesada carga húmeda. Las nevadas intensas, más la baja temperatura anual, permiten que capas y capas de nieve eliminen las burbujas de aire, creando una masa compacta que, a lo largo de siglos, ha formado estos ríos de hielo; para tener una idea de la inmensidad e imponencia de la que estamos hablando, el Perito Moreno tiene en total 250 Km2.: 30 de largo, 5 km de ancho y 74 de alto sobre la superficie, se ha comprobado que tiene 120 mts. sumergidos.

El Perito Moreno se considera un glaciar en balance desde 1917, es decir, pierde y recupera la misma cantidad de hielo anualmente, de tal manera que pareciera que el calentamiento global todavía no ha atacado a esta zona.

Esa noche, después de recorrer el pueblo, fuimos a comer al asador donde nos dijeron que se hacía el mejor cordero patagónico: La Tablita, es cierto.

A la mañana siguiente, muy temprano, salimos en una excursión que navega el Lago Argentino, para ver desde el agua la cara Norte del Perito Moreno, así como también los glaciares Upsala y Spegazzini y la bahía Onelli.
El Glaciar Upsala tiene 870 mts2; una longitud de 60 Km. y un ancho de 10 mts; el alto de sus paredes alcanza entre 60 y 80 mts., un edificio de hielo, pues. Este glaciar, aunque un poco más grande que el Perito Moreno, solo es visible desde el agua; por su difícil acceso y su poca vocación de show lo han hecho menos famoso, a pesar de su inmensidad.
Por último, el glaciar Spegazzini, se distingue porque aún siendo mucho más pequeño en superficie (60mts.2, con un ancho promedio de 1.5 kms) es el más alto, 135 mts. Debe su nombre al botánico Carlos Luis Spegazzini, primero en estudiar su flora.
Regresamos ya al final de la tarde, con los ojos llenos de la más completa colección de azules que pueda imaginarse, con la piel entumecida por el frío y el alma ardiendo por la emoción de haber sido testigos de tanta maravilla. Cenamos agradable y tibiamente en el hotel y nos entregamos al feliz descanso.
El día siguiente era un día libre, forzado de tal manera porque no todos los días salen vuelos de LAN, así que resolvimos pasar una jornada tranquila, disfrutando de las instalaciones del hotel y husmeando la llegada de los mandatarios del país (propietarios de la estancia) que llegaron a orear sus depresiones en aquel paraje maravilloso y solitario. Esa noche cenamos pizzas en el pueblo. Bastante buenas, nada especial para reseñar.

SIGUIENTE PASO
BUENOS AIRES

No puedo dejar de hacer mención a Buenos Aires. Aunque en relatos anteriores me he referido a esta ciudad que, dicho sea de paso, me encanta, tengo que volver a aludirla por varias razones.
Primero hicimos un rápido recorrido por la ciudad en los autobuses turísticos descapotados (a pesar del frío que pela que estaba haciendo); ello con el fin de que algunos de los del grupo pudieran disfrutar de los sitios emblemáticos como El Obelisco, la Casa Rosada, La Plaza de Mayo, la Boca, Caminito, San Telmo, Recoleta, etc. En Recoleta visitamos la tumba de Evita y en la noche fuimos, una vez más a la Ópera Pampa, sin desperdicio; cada vez que la vez es mejor. Al día siguiente después de caminar todo el día por la zona comercial fuimos al show Esquina Carlos Gardel; no porque fuera el escogido (queríamos algo nuevo) sino porque eso era lo que había. Si, efectivamente, había tan poco turismo en Bs. As. que no todos los shows estaban abriendo. Entre la alarma por la gripe porcina, y la situación económica general, los espectáculos están semi vacíos. El show no deja nada que desear, ni el menú tampoco pero, lo que si me dio mucha tristeza fue ver como la peatonal Florida se ha llenado de buhoneros que da miedo transitar por ella. También, aunque en menor grado Lavalle, Suipacha y Maipu. La cantidad de indigentes (cartoneros, les llaman ellos debido a que duermen en cartones en la calle) es de pavor (y esto a temperaturas de 1 grado y menos. El descontento general del argentino con la situación económica, el dispendio de los dineros públicos, la indiferencia de sus mandatarios y la ingerencia del nuestro es palpable y vergonzante. De muchos taxis que tomamos, sólo 1 estaba de acuerdo con la actual situación; todos los demás, con un análisis político agudo y certero, lanzaban denuestos contra el escenario político, social y económico presente.
Sin embargo, no puedo dejar de reconocer que, tratando de obviar lo evidente, disfrutamos de unos días fantásticos. Pasamos el domingo en la Estancia Santa Susana y en el mercado de San Telmo. Disfrutamos de la maravillosa Fugazzetta de El Cuartito. Compramos chaquetas en Laffon y por supuesto, comimos ojo de buey en La Cabaña de Lila en Puerto Madero que sigue siendo lo mejor. Un dato nuevo: la trattoria Los Inmortales donde probé la empanada de pancetta, mozzarela y ciruela (uhmmm), está en Lavalle 746 y su decoración está fundamentada en los inmortales argentinos de las diferentes décadas; en particular nos tocó la mesa con el poster de los 70 donde aparecía Sandro, El Topo Gigio, Mafalda y otros a quienes no reconocí. Buena atención y CERCA.
Al parecer, el sur siempre tiene reservadas gratas sorpresas. No lo subestimen.

domingo, 29 de marzo de 2009

PAPIROS ERRANTES





En el nombre de THOT, dios de la escritura, de las bibliotecas, de la lengua y señor de las palabras divinas; bajo la protección de HORUS, dios halcón cuyos ojos son la luna y el sol, me atrevo a dejar constancia de nuestro periplo por Egipto, pidiendo disculpas de antemano por mi osadía y rogando a Isis complete con su amor mis faltas.
Después de una muy larga jornada (Caracas-Madrid; Madrid-Cairo; Cairo Luxor) nos adentramos en el antiguo esplendor de Egipto y, cuando digo antiguo es en el sentido más literal; de ese esplendor poco queda. Las ciudades son polvorientas, la pobreza campea. . La mayoría de la gente luce desaseada, con ropas que parecen no haberse lavado desde hace una década. Las avenidas principales son asfaltadas pero, si el ojo curioso dirige la mirada hacia las calles laterales, verá que ésas son de tierra. Todas y cada una de las ciudades y pueblos tienen mercadillos donde venden sourvenirs; como toda la cultura egipcia está llena de simbolismos, las imágenes pululan. En estos mercadillos los vendedores te acosan ofreciendo mercancías, regateando precios y llamándote por el nombre de la artista más famosa del país al que creen que tu representas; Muy cómico, porque a nosotras nos llamaban “Bandojas” y yo pensé que nos estaban ofendiendo, en realidad nos comparaban con Isabel Pantoja.
Egipto es una civilización desarrollada a orillas del Nilo por ello nuestro recorrido, como el de los antiguos, será en gran parte acuático (desde Luxor hasta Aswan y alrededor del lago Nasser).El Crucero desde Luxor lo hicimos en el ROYAL RUBI; excelentes camarotes que más bien llamaré habitaciones ya que tienen tal carácter; magnífico buffet y, en general, un ambiente gentil y agradable.
Nuestra primera visita en Luxor fue para el templo de Amón. Este templo de columnas fue construido por dos faraones: Amenhotep III la parte interior y Ramses II la parte exterior. En total tiene 260 metros. Está conectado con el de Karnak (que visitaremos luego) por la avenida de las esfinges. Durante el año nuevo desde el Templo de Karnak se realizaba el festival de la Opet (representado en los relieves) consistía en la procesión de Amon , atravesando esta avenida para visitar Luxor.
Las columnas de la entrada que forman el pilono muestran la batalla contra los hititas (hoy sirios), luego el obelisco de 25 mts. (antes había 2, pero uno de ellos está en París, regalado a los franceses por Ali Khan) . En la entrada del patio, 2 estatuas de Ramses II de 15.6 mts, de altura y a sus pies los enemigos de Egipto. El patio de 74 columnas en dos hileras, con capitel de papiro símbolo del bajo Egipto y, en el santuario, 3 capillas: a la izquierda la capilla de Mut, diosa local representativa de la madre; al centro la de Amón y a la derecha la de Jonsu, dios lunar protector de los enfermos.
Al salir de aquí, fuimos al templo de Karnak a través de la “Avenida de las Esfinges”. El templo de Karnak es, en realidad, un conjunto de templos: Gran templo de Amón, recinto de Montu, dios de la guerra; recinto de Mut; recinto de Jonsu; recinto del festival de Opet y recinto de Ptah, maestro constructor protector de arquitectos y albañiles. La avenida de las esfinges abre a dos inmensos pilonos con las estatuas que se dice alguna vez fueron de Tutmosis pero Ramses borró su cartucho y colocó el de él, luego vienen 122 columnas de mas de 21 metros de altura distribuidas en 9 hileras; los obeliscos de Hashepsut y Tutmosis y el templete con la figura de Heber, el escarabajo de la buena suerte, tallado piedra, frente al lago sagrado. Dicen que a este templete hay que darle 7 vueltas para convocar a la buena fortuna (si, por supuesto que dimos las 7 vueltas, no es que uno crea, pero de que vuelan, vuelan).
Dos explicaciones rápidas para no volver sobre ello: 1. Cartucho: es el sello o cliché en que se colocaba el nombre de la persona, la firma que identificaba las estatuas y relieves (tallado en piedra, en jeroglífico, por supuesto). 2.- La reina Hatshepsut y Tutmosis III eran madrastra e hijastro. Al morir Tutmosis II, Tutmosis III era un niño; fue declarado faraón pero Hashepsut lo desplazó y gobernó como regente durante 22 años. Cuando Tutmosis tuvo edad para ello, hizo rebeliones, pataletas, intentos de golpe de estado y de asesinato. Se generó un odio terrible entre ellos pero, la realidad es que Hashepsut continuó en el coroto hasta su muerte; al asumir el trono y como venganza, Tutmosis III mandó borrar todos los cartuchos y el rostro de la reina de todos los templos (piensen que borrar en piedra no involucra precisamente una goma sino martillo y cincel). Queda demostrado, una vez más, que todos los autócratas son iguales, creen que su sola voluntad puede cambiar la historia.
Al día siguiente, todavía en Luxor, fuimos a visitar la Necrópolis de Tebas: EL VALLE DE LOS REYES. Las tumbas de los faraones y de algunos nobles fueron hábilmente disimuladas por los constructores que se aprovecharon de las gargantas horadadas por antiguos cursos de agua o tallaron las cuevas en el corazón de la roca para esconder los pozos funerarios de los saqueadores (con poco éxito, como sabemos). Destacan aquí las tumbas de Amenofis II, Tutmosis I, Sethy, la reina Hashepsut, algunos de los 150 hijos de Ramses II (¿sería por eso que lo llamaban Ramses El Grande?) y, por supuesto la de Tut Ank Amun, que fue la única descubierta intacta y algunos de sus tesoros reposan en el museo de El Cairo.
Desde el Valle de los Reyes salimos para visitar el “Grupo Hispano-Egipcio de las Esencias”. Como todos sabemos los aceites perfumados eran una costumbre importantísima para los antiguos egipcios; estas esencias son la base de los perfumes actuales. Las dividen en esencias faraónicas y medicinales. Aprendimos aquí que la base de Anais Anais y de Carolina Herrera es la flor de loto, para fijar el amor. Secreto del desierto es una esencia afrodisíaca conocida como la viagra femenina mientras la esencia real es el viagra masculina. La menta piperita como descongestionante de las vías respiratorias altas (nariz y garganta), mientras que el eucalipto es para descongestionar las vías respiratorias bajas (bronquios). La esencia de sándalo para fortalecer los huesos y la columna y el comino negro para el estómago; el berro para el cabello. Nos dieron inclusive una receta para una máscara facial hidratante compuesta por 2 cc de sándalo, yogurt, miel y aceite de oliva; y una para desmanchar la piel en base a bergamota que, usada por 3 semanas y sin tomar el sol supuestamente desaparece las manchas.
Más tarde, paramos para conocer los Colosos de Memnón. Se cree que Memnón (el constructor de la obra) falleció en Troya. Las estatuas tienen 16.50 mts. De alto y pesan 1500 toneladas. Representan a Amenhotep III con las manos en símbolo de paz (abiertas, descansando sobre las piernas) a la altura de la rodilla vemos la figura de su hija.
Regresamos al barco y, después del mediodía, salimos en navegación hacia Edfú; por la tarde subimos a la cubierta para ver el paso por las esclusas; observamos entonces, el río sembrado de falúas; son comerciantes ofreciendo sus mercancías a los pasajeros del barco. Este comercio se hace a gritos (los pasajeros están a una altura como de 3 pisos y los comerciantes navegando). Negocian a voces precios y colores y con potente brazo lanzan la mercancía en bolsas plásticas, el probable cliente examina la mercancía y la envía de vuelta o tira (vía bolsa plástica nuevamente) el dinero acordado. Toda la transacción es muy rápida y desesperada, toda vez que el crucero continúa avanzando y, en la medida en que comienza a penetrar la esclusa, va dejando atrás a los barqueros. Una experiencia súper divertida y original.
En la mañana, salimos en calesa para visitar el Templo de Horus, el dios Halcón. Fue diseñado por Imothep y está en muy buen estado de conservación. Mide 137 mts. de largo por 79 de ancho. Luego de esta visita, avanzamos un poco más en la navegación, hacia Kom Ombo, montaña de oro significa su nombre, para visitar el templo compartido de Sobek, el dios cocodrilo y Haroeris también conocido como Horus, cabeza de Halcón. Este templo fue construido durante la dinastía Ptolomeíca y, aunque parecido al de Edfú, es doble hacia el norte dedicado a Horus y hacia el sur a Sobek. En la tarde continuamos hacia Aswan internándonos en la región Nubia o Bajo Egipto.
Esa noche, el barco preparó una fiesta de Shilabas, así llaman a la vestimenta; todos compramos nuestros trajes en la tienda del barco y, esa noche, fuimos disfrazados de egipcios a la reunión. La fiesta fue una experiencia divertida y relajante; los disfraces nos quedaron magníficos, parecíamos auténticos egipcios (unos más que otros) aunque los hombres tuvieron cierta dificultad para manejar las faldas.
. Amanecimos en Aswan y, después del desayuno, fuimos a conocer la Represa que, en su parte antigua, genera la electricidad para Aswan y la ampliación moderna para el resto de Egipto. De allí fuimos a las canteras de granito de donde extraían casi toda la piedra para construir los colosales monumentos; En esta cantera se encuentra el Obelisco inacabado (aun tendido en el suelo). Uno se pregunta cómo rayos hacían para levantar semejantes moles de piedra (lo bueno del caso es que te contestan, pero me siento incompetente para reproducir la explicación).
Luego, nos dirigimos a un embarcadero para navegar hacia el templo de Philae enclavado en la Isla de Agilkia, donde fue mudado para salvarlo de la inundación durante la construcción de la 2ª parte de la presa de Aswan. El Templo de Philae fue el último reducto donde se mantuvo el uso del alfabeto jeroglífico (quizás por su condición de isla apartada) Está dedicado a Isis pero se adora también a Mandulis (una diosa Nubia local) y a la diosa Hathor (la vaca sagrada). Aquí tuvimos la oportunidad de apreciar en detalle un NILÓMETRO, que es un pozo conectado al Nilo que les permitía a los antiguos determinar el nivel de crecidas del río y, en consecuencia, fijar los impuestos en relación al posible éxito de las cosechas.
Después del almuerzo, salimos a dar un paseo en falúa; El Nilo por la tarde, sembrado de estas barquichuelas con sus velas triangulares apoyadas en un vértice, abombadas por la mágica brisa del río encantado es una de las imágenes más hermosas que he visto. Nuestra vela era blanca, pero las hay de rayas y colores que pincelan una polícroma paleta de acuarelas.
Navegando apaciblemente en falúa, rodeamos la Isla Elefantina, donde se encuentra el mausoleo del Agha Khan y el Jardín Botánico; al pasar observamos la mole rojiza del hotel The Catarats que sirvió de ambiente a la novela, más tarde llevada al cine, de la dama del crimen, Agatha Christie: “Muerte en el Nilo”; el marido de la Christie era un arqueólogo inglés y ella viajaba acompañándole con mucha frecuencia; por ello conocía bien la zona. Tiene otras novelas ambientadas en el área como: “La venganza de Nofret, situada en el antiguo Egipto”.
Continuamos nuestra navegación hacia un auténtico poblado nubio; los nubios son un pueblo prehistórico asentado en el Bajo Egipto; en realidad, desde Aswan hasta Sudán se extiende la región nubia. Los nubios auténticos no se mezclan con otras razas, por ello continúan siendo de piel muy oscura y no es extraño encontrar algunos de ellos con ojos claros (verdes). Esto ocurre porque durante la guerra contra los otomanos quedaron olvidados en Nubia 400 soldados turcos que se integraron a esa sociedad y es la única mezcla de razas que se les conoce. El 100% de los nubios son musulmanes y utilizan su propio dialecto simultáneamente con el idioma árabe.
Mientras nos aproximábamos navegando hacia el pueblo, vimos niños sobre tablas flotantes, remando con las manos, acercarse a las falúas; desde sus precarias embarcaciones, cantaban destemplados en diversos idiomas, tratando de capturar la atención de los viajeros para, luego, pedir “un uro (1 euro)”, caramelos o bolis de propina. Sienten especial fascinación por los bolis (bolígrafos), no sólo los niños, también los adultos vigilantes y cuidadores de los monumentos piden bolis y los que más gustan son los de clic.
Finalmente, desembarcamos en medio del desierto donde un grupo de simpáticos camellos nos esperaba para llegar al poblado. Los camellos tienen nombre propio (el mío se llamaba Óscar), bordean con sus fuertes patas la orilla del Nilo (para pavor de esta aterrorizada jinete). Los momentos más complicados, como en el avión, ascenso y descenso.
Una media hora después, con las nalgas adoloridas y el corazón acelerado por la aventura, nos apeamos en el poblado Nubio. Una chiquilla de profundos ojos oscuros me emparejó en la marcha; como soy caraqueña paranoica, mi primera reacción fue afirmar mi mano sobre la cartera; la niña, mirándome con sus ojitos de vaquilla triste, suavemente tomó mi dedo meñique y continuó caminando a mi lado, con la cabeza gacha. Con un nudo en la garganta, utilicé la mano libre para sacar algunos caramelos, se los entregué; a los 30 segundos estaba rodeada por un enjambre de niños que con voces plañideras pedían: “dami caramelo, dami caramelo”.
Nos dirigimos a una escuela, donde recibimos clases sobre los números en árabe y en Nubio, así como también nos enseñaron el alfabeto árabe. Salimos de la escuela, siempre perseguidos por el enjambre de niños, a una casa nubia donde nos brindaron bebidas, nos mostraron los cocodrilos (mascotas de la casa) y algunos se hicieron tatuajes de henna, que realizan con velocidad y precisión.
A la mañana siguiente desembarcamos con rumbo al aeropuerto de Aswan para tomar un vuelo a Abu Simbel. Este aeropuerto es el mejor que he visto durante el viaje. Su construcción es moderna, toda de piedra; los pisos y paredes internos, incluso los del baño, son de granito rosa. No en vano Aswán es la cantera de Egipto.
Llegados a Abu Simbel nos alojamos en el crucero JAZ OMAR EL KHAYAN. Precioso barco de decoración moderna y elegantísima. Buffet fantástico y habitaciones comodísimos. Luego del almuerzo fuimos a visitar el complejo de templos de Abu Simbel. Estos son dos templos mandados a construir por Ramses II; el primer templo para él, ya divinizado y el segundo para su esposa Nefertari.
Al final del templo, se encuentra el santuario que es la parte más importante en todos los templos. Aquí encontramos cuatro estatuas: En el extremo izquierdo Ptah, señor de la magia, arquitecto constructor, a su lado Amón Ra, dios del sol, al centro Ramses II divinizado y en el otro extremo Ra Horajti, el sol en su cenit. El 21 de febrero, entre las 5 y 6 de la mañana, un rayo de sol penetra totalmente los largos pasillos y cámaras para iluminar estas cuatro figuras. En una de las cámaras anteriores, encontramos el relieve del juicio final, es una de las escenas que hemos observado en muchos templos pero acá es donde se halla más clara. En esta escena se observa como Annubis, el dios con cabeza de chacal, protector de la momificación, acompaña al alma hasta la diosa Maat, que se encuentra frente a su balanza. Uno de los platillos de la balanza contiene una pluma, el otro está vacío dispuesto para recibir el corazón del difunto; por ello los cadáveres egipcios eran vaciados de todas las vísceras para la momificación, excepto el corazón. El corazón es colocado entonces en el platillo vacío, Si la pluma pesa más, el hombre ha sido malvado y estará condenado a la aniquilación y el olvido. Si el hombre, en cambio, ha ajustado su vida a la verdad y a la justicia, su corazón será más liviano que la pluma y podrá encontrarse con Osiris.
Al caer la tarde, asistimos a un espectáculo de luz y sonido presentado frente al complejo de templos, ALUCINANTE, salimos de allí impactados por la maravilla y grandiosidad del conjunto. Más tarde, la gerencia del barco ofreció un cóctel de bienvenida y el Gerente del crucero presentó a todo su staff
A la mañana siguiente, navegamos hacia Kars Ibrim, que son las ruinas de una fortaleza faraónica que observamos sin desembarcar, desde el sun deck. Mas tarde paramos en Amada para visitar el templo dedicado a Amón-Ra y Ra horajti, construido por Tutmosis II. Este día nos presentaron el documental de cómo movilizaron los templos para salvarlos de la inundación cuando la construcción de la Gran Represa de Aswan, una obra de ingeniería asombrosa. Por la noche tuvimos la fiesta oriental, con buffet árabe; volvimos a estrenar nuestras shilabas y disfrutamos de un espectáculo Nubio.
Al atracar en Wadi Es Sebou fuimos a conocer su templo y el de Dakka, ambos de la época ptolomeíca. El de Dakka está dedicado a Thot, dios de las ciencias, la literatura y la sabiduría. Durante la cena, el personal del barco cantó y paseó una torta de despedida para todos los pasajeros.Al amanecer del día siguiente, en Kalabsha, visitamos los templos de Mandulis y Kertasi, dedicados a Isis para luego dirigirnos al aeropuerto donde tomaremos vuelo a El Cairo.
El Cairo es la ciudad más caótica, polvorienta y desvencijada que he conocido. El tráfico es indescriptible; reina la ley de la trompa; los semáforos son divertidas luces que adornan las calles; comparten las vías, carros, burros, caballos y camellos; los peatones arriesgan su vida con desparpajo de torero en cada cruce. Toda travesía es un grito y un susto.
Los egipcios no acostumbran a pintar sus casas por fuera, además, construyen una parte y dejan la segunda o tercera planta a medio terminar para cuando haga falta o tengan dinero; por ello toda la ciudad parece una obra en construcción, con ropas lavadas danzando en los balcones y techos llenos de escombros. La única zona de El Cairo que escapa a este caos es Heliópolis, donde viven los pudientes. Otro sitio hermoso y digno de visitar es el monumento a Anwar El Sadat; enfrente de donde fue asesinado hicieron una pirámide abierta donde reposan sus restos; es una obra arquitectónica hermosa, llena de respeto y sentimiento. Sadat sucedió a Nasser como Presidente de Egipto y fueron los dos personajes que le dieron nombre y esplendor al país. Nasser con la construcción de las represas que dan vida y luz a este pueblo y Sadat con el acuerdo de paz con Israel. Asesinado en 1982, todavía los egipcios lo recuerdan y veneran, sobre todo porque a partir de entonces, Mubarak viene “dizque ganando las elecciones” y tiene al país sumido en la pobreza.
A la mañana siguiente, salimos por tierra para Alejandría, poco menos de 3 horas de carretera por la ruta del desierto. A orillas del Mediterráneo, Alejandría es una ciudad más clara, fresca y menos polvorienta. Primero visitamos la Columna de Pompeio con sus esfinges; en este mismo complejo de monumentos están Las Catacumbas, donde se encontraba enclavada la antigua Biblioteca. Vimos también el Teatro Romano, con su forma típica circular. De este complejo de monumentos salimos hacia el paseo de la marina; realmente precioso. En su orilla se encuentra la ciudadela de QAITBAY, ubicada precisamente donde se supone estuvo alguna vez el Faro de Alejandría, maravilla del mundo antiguo y el edificio de la nueva biblioteca de Alejandría, simplemente majestuoso. Nos alojamos en el Hotel Hilton Green Plaza, buenísimo porque está conectado, a través de pasadizos internos, con un bonito Centro Comercial porque el que terminamos la tarde paseando y donde hay una variedad de restaurantes.
De regreso a El Cairo, llega el tan esperado día para visitar los monumentos principales. En la mañana temprano (para que no nos agarre el calor) nos dirigimos a la explanada de Giza (una media hora de distancia). Allí nos paramos boquiabiertos ante la inmensidad de la pirámide de Keops, frente a ella te sientes pigmeo. El ascenso y descenso parecen complicados pero, en realidad no lo son tanto (yo lo hice, así que facilongo). Nos trasladan en la buseta hasta Kefrén y Micerinos. En ninguna de las dos se puede subir porque están bastante deterioradas, pero eso no borra la maravilla de aquellas inmensas estructuras frente a tus ojos. La sensación de paz que debe haber brindado esta explanada a los faraones aspirantes a tocar el cielo es inigualable. Hoy esa paz no existe, vendedores de abalorios, ofertas de paseo en camello te rodean por todas partes. Hay que tener cuidado porque son enormemente tramposos. Te ofertan un precio y luego cobran demás, cobran hasta por mirar, en fin, hay que estar mosca.
Bajamos luego, como broche de oro, a la famosa esfinge con su rostro humano y cuerpo de león, indiferente al tiempo, mirando a lo lejos. Aquella mole de piedra, tallada en un solo bloque hace saltar todos los sentidos. No te libras tampoco del acoso de vendedores pero sobre todo de los niños que conocen el ángulo perfecto para tomar fotos en las que apareces besando a la esfinge o tocando su cara. Vale la pena todo el caos, toda la tierra tragada por contemplar estas maravillas.
Por la tarde, fuimos al Museo de El Cairo donde se encuentran muchos de los tesoros rescatados de las tumbas así como los sarcófagos, las joyas y máscara del Rey Tut.
Egipto es un viaje maravilloso; cuando me toque navegar en la barca sagrada, de la mano de Anubis para llevar mi corazón a la diosa Maat, todavía llevaré grabada esta aventura en la memoria.

viernes, 6 de febrero de 2009

DESDE LA COSTA OSTE




DESDE LA COSTA OESTE.

San Francisco me embrujó. Llegamos en carro desde Los Ángeles (unas 6 horas de carretera) y, al dejar atrás los contornos de Oakland, nos recibió el imponente Golden Gate, como un collar cobrizo suspendido sobre las gélidas aguas de la bahía. Transitamos su distancia, maravillados por esta obra majestuosa; ya en la ciudad, percibimos el balance perfecto entre el encanto aristocrático y la atmósfera bohemia que la caracterizan. Su quebrada topografía, de subidas y bajadas imposibles coronadas por la neblina entre la que asoma la silueta augusta de las casas victorianas, el asmático traqueteo del cable car paseando las principales avenidas, le confieren a San Francisco una personalidad única, atrayente e inolvidable.

Confieso que, desde el punto de vista turístico, no soy particularmente fanática de los Estados Unidos. Por lo general, sus localidades me parecen desangeladas, repetitivas y, aunque suelo encontrar disfrute en todos los sitios que visito, las ciudades y pueblos estadounidenses no están en el top de mi lista, tampoco su gastronomía me merece especial atención, exceptuando, por supuesto, Nueva York, ciudad a la que reconozco su lugar emblemático entre las capitales del mundo.

Todo eso cambió en San Francisco; su ambiente apacible y relajado, invita al disfrute y a la remembranza. Por instantes, cierras los ojos y puedes sentir sus calles y parques poblados de jóvenes descalzos, de cabellos largos, punteando en sus guitarras cantos de paz y te invade la tentación de colocarte flores en el cabello, como sugería Scott MacKenzie. ¡Claro! Siempre y cuando no esté haciendo un frío que pela como el de este diciembre.; y esa es la otra característica de San Francisco, hace frío; el guía nos dijo que ellos siempre saben reconocer al turista en verano: anda en shorts y, según Evelyn, Mark Twain dijo que el invierno más frío de su vida fue un verano en San Francisco.

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Esa misma noche, después de registrarnos en el hotel y esperar que amainara la lluvia persistente, nos fuimos a Fisherman´s Wharf. Allí saboreamos los más frescos mariscos y moluscos, vimos humear la maravillosa crema de almejas servida en pan. Todo ello regado por el vino californiano que, aunque no es la gran cosota, puede pasar. Particularmente, los vinos rojos, incluyendo el Shiraz son aceptables (los blancos, al menos los que probé, están cercanos a lo terrible; espero que alguien haga la caridad de recomendarme un Chardonnay tomable).

A la mañana del día siguiente tomamos el City Tour, que es la mejor manera de ver la mayor cantidad de sitios en poco tiempo. Visitamos así el Golden Park, el mirador en el puente, desde donde se puede aprecia la extensión del Golden Gate, el islote de Alcatraz y, hacia el otro lado, la aguja de la Pirámide Transamérica apuntando al cielo, Chinatown, Market Street, Van Ness, Stockton (distrito financiero), la Iglesia. Terminamos el tour nuevamente en Fisherman´s wharf donde almorzamos estupendamente bien: San Francisco, tal vez por la mezcla de culturas que la pueblan tiene una gastronomía fantástica, énfasis particular en mariscos, comida italiana y comida china.

Al día siguiente, teníamos pautado hacer el tour para Alcatraz. Recomendable 100 x 100. Tomamos el ferry desde pier 33 y al llegar a La Roca e ingresar al penal, te dotan de un guía virtual que te adentra en el recorrido y las anécdotas más significativas del sitio y sus huéspedes. Ilustrativo y escalofriante.

Esa noche fuimos a MONA LISA un restaurante italiano ubicado en el 353 de la Av. Columbus de North Beach (Barrio Italiano). Merece especial mención porque, a pesar de haber referido anteriormente que en San Francisco se come bien, este sitio es sencillamente otro nivel. NO TIENE DESPERDICIO. Más abajo, en la misma cuadra, esta ubicado The Stinky Rose, el local donde toda la comida, TODA, es hecha con ajo.

Al día siguiente, ya sin tanto apremio, recorrimos los sitios de S.F. que más nos llamaron la atención durante el City Tour, entre ellos: la calle Castro, también llamada el barrio gay (allí comenzó el movimiento por los derechos civiles de los Gay en los años 70), Haight Ashbury o barrio Hippie, el jardín de los zapatos, Misión o Barrio Latino, Civic Center, Presidio, North Beach o Barrio Italiano, la Calle Stockton o distrito financiero y, por supuesto, nuevamente Chinatown.

Nos despedimos de San Francisco encantados. La gente es fresca y amigable, la diversidad es atrayente y nos quedó pendiente mucho que ver.

El 25 de diciembre fue un día de carretera, regresamos desde San Francisco hacia Los Ángeles; la carretera estuvo poblada de ventiscas de arena y bastante frío. Una vez registrados en Los Ángeles nos fuimos al paseo de las estrellas, el Teatro chino y el Teatro Kodak (lamento informar que no nos pusieron alfombra roja, ni nos dieron ningún Oscar, una prueba más de las injusticias de la Academia). Terminamos entrando en un restaurante chino de la zona, más para huir del frío que por lo atractivo del lugar. Resultó que comimos estupendo pero no guardé referencia del sitio.

El 26 de diciembre, el viaje era obligado para Camarillo, el lugar de los outlets en Los Ángeles cuyas rebajas son asombrosas. Un día de compras devastadoras, pero totalmente aprovechado.

No puedo dejar de mencionar nuestro día en Disneylandia. A hora y piquito de Los Ángeles, en dirección a Anaheim, está el parque original de Disney. Aunque más pequeño y antiguo que Disney World, en mi opinión es, estéticamente mucho más hermoso. Pasamos un día maravilloso soltando nuestro niño interno. Fue una despedida nostálgica y feliz de la costa oeste de los Estados Unidos. Mañana temprano partiremos a Miami para reunirnos con la familia a celebrar el fin de año.