sábado, 26 de noviembre de 2011

VALLE DEL LOIRA, BURDEOS Y PARIS.



Burdeos fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2007 y la explanada de Quincones que finaliza en el Monumento a los Girondinos es, en verdad, hermosa; vale la pena pasear por la noche, cuando están iluminados: el puente sobre el Garona, la Plaza del Parlamento y la Plaza de la Bolsa. También imponente es la Catedral de San Andrés, que no tuvimos oportunidad de ver por dentro. Lamentablemente, debo reseñar que nos hospedamos en el hotel Mercure cuya cama es dura y el desayuno mezquino. Nada recomendable.
Desde Burdeos, salimos para atravesar la región del Valle del Loira. El Valle del Loira es conocido como el jardín de Francia. Tomamos en dirección a la ciudad de Blois para visitar el castillo más grande y famoso de la zona: El Castillo de Chambord. Enclavado en hermosos jardines, el Castillo, inmenso, resulta un poco frío y laberíntico. Lo que más me gustó: la excelente reproducción del cuadro de Ingres “La Muerte de Da Vinci en brazos de Francisco I”.
Las otras dos ciudades del Valle del Loira que visitamos fueron Blois y Tours; Blois fue el sitio base donde Juana de Arco preparó la batalla de Orleans. Se encuentra aquí el Chateu de Blois, que fue el castillo construido por Carlos de Valois y donde nació su hijo que se convertiría más tarde en Luis XII. Tours, por otra parte, es también una ciudad bonita en el mismo estilo del sureste francés.
Llegamos a París, lo cual siempre es un placer. Fuimos prestos a cumplir con nuestra cábala de pisar el Km. 0 en Notre Dame para volver; subimos al Sagrado Corazón a comer Creps, por cierto que lo encontré feo y sucio; a la mañana siguiente, a visitar a Saint Michel en su fuente y a pasear libremente por las orillas del Sena. Teníamos tres objetivos muy especiales en París, los cuales cumplimos a cabalidad: 1º. Ir nuevamente al Moulin Rouge, el show renovado y excelente, como siempre, sin desperdicio. 2º. Comer en “Au Pied de Cochon”, aunque tuvimos que hacer una cola considerable (era domingo y no teníamos reservación) logramos nuestro objetivo y fue una delicia, a pesar del ataque de llanto, nostalgia y gratos recuerdos. 3º Ir a comer couscous en “Au Regal Couscous”; este último objetivo se cumplió a medias porque el restaurante no abre los lunes, pero, ya que estábamos en la zona, nos metimos en un sucuchito que también ofrece couscous, fue bastante bueno y seguramente pagamos mucho menos, así que ….lerolerolero…..

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