sábado, 26 de noviembre de 2011

BÉLGICA



Nos despedimos de Londres por el puerto de Dover y zarpamos nuevamente hacia Calais desde donde nos dirigimos hacia Brujas. Más que llegar a un sitio, cuando se llega a Brujas, parece llegarse a una época. En la Plaza Mayor el campanario o atalaya, que es símbolo de la ciudad, asombra por su belleza y altura. También aquí el palacio Provincial y el grupo de casas flamencas. Luego, pasas a la Plaza Burg y te paralizas ante la majestuosa arquitectura del Palacio de Justicia, el Ayuntamiento y la Iglesia de la Santa Sangre, donde se supone se conserva una reliquia con la sangre de Jesús traída por el Conde de Flandes en la 2a. Cruzada; Brujas también tiene su Notre Dame y, por supuesto, los hermosos y románticos canales; frente a ellos es recomendable degustar los fantásticos mejillones belgas, acompañados de una de sus innumerables cervezas en los acogedores restaurantes que miran el paisaje. Los belgas, expertos en esta bebida, (al parecer fabrican más de 160 tipos) sostienen que el envase en que se sirve la bebida modifica el sabor. De entre la variada oferta de cerveza probamos: las oscuras Kwak y Trappist; rubias Dvel y Stella; nos recomendaron también la Delirium Tremens y la Elefante Rosa pero…les tuvimos miedo.
Entre Brujas y Bruselas se encuentra una ciudad que no es tan nombrada turísticamente pero, sin embargo, es tan o más bonita que Brujas, me atrevo a afirmar; hablo de Gante. Gante se distingue por sus tres torres: la Torre de Belfort, la Catedral de San Bavón y la Iglesia de San Nicolás; desde el puente de San Miguel se obtiene un hermoso panorama.
Antes de entrar propiamente en Bruselas, pasamos por el monumento ATOMIUM, con el fin de verlo iluminado; este monumento representa un átomo y fue inicialmente concebido para rendir homenaje a la industria atómica, hoy se ha convertido en símbolo de Bruselas. Bruselas capital política de la Unión Europea es serena, fría e indiferente. El centro es sólo lugar de trabajo, de manera tal que por las noches, se llena de inmigrantes de toda laya y es un poco peligroso transitar por allí. La Grand Place es conocida como la Plaza más bella de Europa y realmente es muy bella e imponente.
Ya de día, la ciudad se anima y se puede apreciar mejor su belleza. Hay que visitar la fuente del Manneken Pis, estatua simbólica de Bélgica sobre la que hay diversas leyendas. La más común es que representa a un niño que salvo a la ciudad porque orinó sobre la mecha de los explosivos que debían volar sus murallas, apagándola. Debido a los robos, la que se observa hoy día en la fuente es una réplica.
En la Rue Neuve se encuentran también las galerías reales Saint Hubert , divididas en Galeria, del Rey, de la Reina y del Príncipe, pero en toda la calle se pueden encontrar tiendas de encajes, chocolates y gobelinos. Las carteras de gobelino son un ensueño, así como las diversas confecciones de encajes y los chocolates se ofertan a precios razonables, siendo, por supuesto el más buscado: GODIVA. En muchas tiendas y galerías se venden figuras y souvenirs con la imagen de los pitufos así como múltiples homenajes a su creador el belga Pierre Culliford, Peyo.

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