viernes, 28 de noviembre de 2008

Caminos del Inca





















CAMINOS DEL INCA

Llegamos a Lima el 28 de octubre al filo de la medianoche. Nos registramos en el Hotel Marriott, enclavado en el Malecón de la Reserva, Miraflores, justo frente a los acantilados del Océano Pacífico. Frente a nosotros, el Parque del Malecón con fuentes modernísimas y el Centro Comercial Larcomar, que está debajo de la Plaza de forma tal que no perturba la vista del mar. A la mañana siguiente, salimos a recorrer Lima y, lo primero que captura nuestra atención es lo limpio de esta ciudad, todos los barrios de todos los estratos sociales están impecables. Solía decirse que el Perú era una sociedad sin clase media, hoy es muy diferente; lo que vimos por las calles es precisamente una clase media profesional, pujante, ocupada. Sin duda, vemos miseria pero no desbordada; los indígenas trabajan principalmente en los mercaditos artesanales (que son un motón) elaborando y vendiendo sus productos.

El nombre Lima parece devenir del nombre quechua del río RIMAC que bordea la ciudad. El lugar de encuentro de nuestro tour es la Huaca Pucllana, una construcción de adoboncitos que fue un centro administrativo y ceremonial, en principio de los wari y más delante de los lima (tanto los lima como los wari son culturas pre-incaicas).

Nos dirigimos a la Plaza Mayor o Plaza de Armas de Lima. En este mismo sitio fundó Pizarro la ciudad en 1535 y aquí tuvieron asiento los poderes del Virreinato del Perú. Como toda ciudad fundada por españoles, alrededor de la plaza vemos El Arzobispado, la Catedral y el Palacio de Gobierno. La Plaza, en general, es majestuosa, los jardines bien cuidados, todo limpísimo; destaca en su centro una fuente de bronce que data de 1650 y que, en el día nacional, la llenan de Pisco para el pueblo. Destacan también los fantásticos balcones coloniales (parecidos a los de Cartagena).

Continuamos nuestro paseo por Miraflores y San Isidro, las dos urbanizaciones más importantes (ellos dicen barrios) del sur de Lima. En nuestro paseo pasamos por la calle de las Embajadas y poco faltó para que se nos cayera la cara de vergüenza al ver la de nuestro país; es un palacete colonial, sito en una esquina de la calle Arequipa y está pintado de piso a techo de rojo sangre, HORRIESPANTOSO. Los guías turísticos, versados en arte y arquitectura, se refieren a él con un tono de burla que nos partió el corazón. La casa semeja una señora de élite a quien un chulo obligó a vestirse de prostituta para humillarla.

Tuvimos que sacar la cara por la ventana para que nos diera el aire de Lima y nos refrescara de ese bochorno, entramos así en el paseo del Olivar donde los olivos estaban cargados de aceitunas; algunas de estas plantas datan desde la época de la colonia y, como detalle ornamental, está la prensa que se utilizaba para extraer el aceite de oliva con el que, en ese entonces, encendían las farolas. La municipalidad de San Isidro es dueña de estos olivos y los cosecha para su comercio.

El Parque del Amor, una recreación del parque de Guell de Gaudí, es también una zona hermosa de la ciudad, así como el Parque de la Reserva con sus 15 fuentes.

Atendiendo una recomendación de Nathaly, nos fuimos a almorzar a un sitio llamado “PESCADOS CAPITALES”, transcribo la dirección por si llegan a Lima, no lo pueden perder; la comida es estupenda, la atención buenísima y la carta es un dechado de creatividad. Todos los platos tienen nombre de un pecado capital: un ejemplo de “Pecaítos a la Carta”: Santa Ira: pulpo adolescente a la parrilla, el mejor pulpo que he probado en mucho tiempo; el Pecado Original que es un tiradito de lenguado o, entre las Virtudes Capitales, La Templanza que es un tiradito de atún. Av. La Mar 1337, Miraflores.

En la tarde, fuimos a caminar el almuerzo hacia uno de los mercaditos indígenas que se encuentra en la capital. Creímos que era uno sólo pero son como 6. Es recomendable comprar los souvenir de artesanía en estos sitios; en Cusco, Ollantaytambo, Machu Pichu consiguen exactamente las mismas cosas pero tres veces más caras. En la noche fuimos a un show de bailes típicos en el restaurante “Junius”; el espectáculo, bastante bueno, presenta algunas de las más importantes danzas del Perú (tienen como 2000), la comida MALISIMA (gracias a Dios habíamos almorzado en Pescados Capitales).

Al día siguiente, fuimos a Barranco, el barrio bohemio y cultural de Lima. Aquí se encuentra la Iglesia de Santa Rosa, donde están enterrados Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres, también el Puente de los Suspiros y la casa de Isabel Granda Larco, mejor conocida como Chabuca Granda.

En ruta hacia el templo de Pachacamac pasamos por uno de los acantilados de Lima donde nos narraron la leyenda del Salto del Fraile; se refiere a una pareja de amantes contrariados en la que el hombre, despechado termina por ingresar a una orden religiosa; como fraile, desesperado por no poder tener a su amada, supuestamente se lanzó al mar desde este acantilado, otros dicen que resbaló y cayó. Existe, hoy allí un restaurante llamado El Salto del Fraile y, en las afueras del sitio, hay un chofer de taxi que, para redondear sus ingresos, se viste de Fraile y se lanza al agua para colectar algunas propinas.

Llegamos al Santuario de Pachacamac, divinidad adorada por los pueblos pre-incas, en este caso, concretamente, la cultura Wari. Pachacamac, ordenador del universo, era un dios tan adorado y temido que los wari creían que, en su furia, causaba los sismos (Lima es una ciudad muy sísmica). Acá se observan las pirámides del sol y de la luna (como en México). En el templo de la luna se supone estaba escondido el tesoro de Atahualpa. Todos los pueblos (pre-incaico e inca) acudieron a Pachacamac ya que aquí se encontraba el gran oráculo. En el templo de la luna, que está hoy en restauración, vivían las concubinas del Inca, protegidas e instruidas por las Mamacunas (especie de chaperonas).

Finalizada la visita a Pachacamac nos fuimos a un restaurante de comida Nikkei (fusión japonés) llamado MAKOTO SUSHI BAR en el Centro Comercial Larcomar. En realidad, queríamos ir a Toshiro´s pero no nos alcanzó el tiempo. Bien, aquí en Makoto comimos estupendo. La fusión Nikkei para chuparse los dedos, solo como ejemplo les describo el Roll Banana Maki: un tempurizado relleno de trucha ahumada, queso, aguacate, cubierto de plátano con salsa de maracuyá. Increíble, menos mal que la comida valía la pena porque la atención es LEENNTAAA.

Regresamos a los mercaditos indios (ya les dije que se encuentra cosas interesantes) y por la noche fuimos al restaurante ROSA NÁUTICA, está ubicado como un palafito sobre el pacífico y atraviesas por un puente acariciado por el océano. La comida es buena aunque un poco pretenciosa y, aunque este es considerado un restaurante 5 tenedores, me gustó más Pescados Capitales.

Muy temprano en la mañana salimos para el Cusco; aquí nos alojamos en el Hotel Libertador, a unas cuatro cuadras de la Plaza de Armas, la misma en que fue desmembrado y decapitado Tupac Amaru II. Cusco es una ciudad preciosa (también muy limpia). Al llegar al hotel, lo primero que haces es tomar té de Coca porque la altura de verdad regaña. Luego fuimos a visitar la Catedral del Cusco construida sobre el Palacio Real del Inca Viracocha. De allí, partimos a Koricancha, templo dedicado al dios Inti (sol) construido en bloque de granito tallado y oro derretido.
Más tarde, fuimos a Saqsaywaman donde pudimos apreciar de cerca la construcción inca, mediante la técnica del machihembrado de gigantescos bloques de piedra. Las construcciones, puertas y hornacinas tienen forma trapezoidal lo que las hace antisísmicas. El valle de Saqsayawaman era donde habilitaban los Incas de la inteligencia. Todo aquí va a tener simbología cabalística con el No. 3, y con la Chakana o Cruz Andina que representa los tres mundos en que creían los Incas: HANAPACHA, el mundo de arriba; KAYPACHA, el mundo de ahora y UCUPACHA el mundo subterráneo. Esa tarde fuimos también a KENKO, donde se preparaban las momias y a PUCA PUCARÁ, fortaleza militar.
Al día siguiente salimos temprano en la mañana para tomar el tren con destino a Machu Pichu. Después de 1 hora y media de trayecto en autobús llegamos a la Estación Ollantaytambo, tomamos el tren y luego nos esperó otro un autobús que, subiendo a dos mil por unos farallones de pavor, nos dejó en Aguas Calientes, pueblo a las faldas del Cerro. El ascenso a Machu Pichu es muy forzado, pero vale la pena el esfuerzo. La construcción está prácticamente intacta. Los centros de ritos, los altares nos dan una pálida idea de lo grandioso de estos ingenieros. Cada construcción nos habla del conocimiento de su entorno astro físico. Los símbolos religiosos están en todas partes repitiendo a cada paso el No. 3 (tres mundos), representándolo en sus tres animales tótem (cóndor, puma y serpiente) y la Cruz Andina que refleja la cosmogonía andina.
LA CHACANA
Después del ascenso a Machu Pichu, volvimos a bajar a la estación, e hicimos el recorrido a la inversa, en el mismo autobús en el que el chofer parece querer batir la velocidad del sonido mientras el estómago de los pasajeros se voltea por el forro y se vuelve a enderezar (los hombres dicen que el forro que se les volteó fue el de otra cosa); llegamos al hotel MUERTOS de cansancio y llenos de tierra; mañana iremos al Valle Sagrado.
Camino al Valle, visitamos la Feria de Pisac, el Valle Sagrado, la Fortaleza de Ollantaytambo y el pueblo de Chinchero (a 3800 mts. de altura); definitivamente nuestros organismos tropicales no están hechos para esa altura. Hacía un frío que pelaba, la cabeza nos daba vueltas; yo, que acostumbro a tomar notas de todo, sucumbí las manos en las mangas del suéter y nos las volví a sacar más; por eso, sólo puedo decirles que la iglesia era preciosa, llena de pinturas fantásticas y etc, etc.
En la noche, algo recuperados, nos tomamos 2 piscos en el bar del hotel para celebrar el cumpleaños de Orlando Mañana regresamos a Caracas con el sabor de haber visitado un centro espiritual y energético que ni el tiempo, ni los elementos han logrado borrar.

2 comentarios:

Fénix dijo...

Profe...que si me encontré con este blog, fue por culpa de Rafa. Es un gusto volver a saber de usted.

Un abrazo

Javier RM

Unknown dijo...

Realmente no sé que es más placentero, escucharla hablar en persona o deleitarse con su pluma. Maravillosos son sus relatos de viaje....que por demás, inspiran la necesidad de conocer mundo y como dice usted....el mundo que es... "piedra sobre piedra". En mi caso particular, me hizo revivir mi experiencia en el Perú de una manera que antes no había experimentado, imaginando su periplo libreta en mano por esos senderos ancestrales, para dejarnos los sabores estupendos de su perspectiva, que sólo gente con su talante espiritual e intelectual puede hacer. Gracias!!!!!

Con afecto
José Luis Martin